A funny, real-life parenting story about how a simple game called “Territory” helped my kids (and us parents) respect each other’s space and keep the peace.
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If you’ve ever had a toddler and a preschooler under the same roof, you know it’s a mix of cute hugs and wrestling matches worthy of WWE.
In my case, my 5-year-old loved his little brother a little too much. He would swoop in to hug him so tight that my 15-month-old looked like he was auditioning for a burrito wrap. Or he’d “borrow” toys in the name of brotherly love, which usually ended with the baby crying and me saying, “Sweetheart, please respect your brother’s space.” Spoiler alert: it didn’t work.
No matter how many gentle reminders, talks, or mom-lectures I gave, he’d forget two minutes later. Until one day, out of sheer desperation (and maybe a little genius), I invented a game: Territory.
Here’s how it works:
Simple, silly, but powerful.
Now, when my 5-year-old is hugging his brother too tight, all I have to say is one magic word: “Territory!” And he lets go. No tears. No lecture. Just instant understanding.
The best part? He started using it back! If my husband or I give him one of those squishy-parent hugs where we don’t realize our own strength, he wriggles out and proudly declares, “Territory!” Honestly, it’s the cutest boundary-setting tool ever.
This little game not only saved my sanity, it gave us a family language for respecting each other’s space. And that, my friend, is priceless.
So if you’re in the trenches of parenting siblings who alternate between cuddling and clobbering each other—try this. One word might just change the vibe in your home.
If you want to to make it more fun, download the story and game instructions from: The day they played Territory
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✨ What little tricks or games have you come up with to help your kids respect each other’s space (and save your sanity)?
Si alguna vez has tenido un bebé y un niño pequeño en la misma casa, sabes que es una mezcla entre abrazos tiernos y peleas estilo lucha libre.
En mi caso, mi hijo de 5 años amaba tanto a su hermanito de 15 meses… que lo abrazaba como si quisiera convertirlo en burrito. O le quitaba juguetes “prestados”, lo que terminaba con el bebé llorando y yo diciendo: “Cariño, respeta el espacio de tu hermano.” Spoiler: no funcionaba.
Por más recordatorios dulces, conversaciones o mini sermones que le daba, lo olvidaba dos minutos después. Hasta que un día, de pura desesperación (y un poquito de genialidad), inventé un juego: Territorio.
Así funciona:
Imaginamos que cada persona tiene una burbuja invisible alrededor—como su propio mini reino.
Si alguien invade demasiado ese espacio, el “rey” o la “reina” de la burbuja puede decir “¡Territorio!”
Y todos tienen que retroceder y respetar el límite.
Sencillo, divertido, pero muy poderoso.
Ahora, cuando mi hijo abraza demasiado fuerte a su hermanito, yo solo digo la palabra mágica: “¡Territorio!” Y suelta. Sin lágrimas, sin sermón, con entendimiento inmediato.
¿Lo mejor? ¡Él también lo usa! Si mi esposo o yo le damos esos abrazos aplastantes de papás cariñosos, se suelta orgulloso y grita: “¡Territorio!” Es la forma más tierna de poner límites que he visto.
Este jueguito no solo me salvó la cordura, también nos dio un lenguaje familiar para respetar el espacio del otro. Y eso, amigas y amigos, no tiene precio.
Así que, si estás en la selva de la crianza, con hermanos que pasan de acurrucarse a pelear en segundos, prueba esto. Una sola palabra puede cambiar la vibra de tu casa.
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✨ ¿Qué truquitos o juegos has inventado tú para que tus hijos respeten el espacio del otro (y para cuidar tu cordura)?
